Cine

“Los que se quedan”: Una inmersión en la redención

¡Atención, esta reseña contiene spoilers! Si aún no has visto la película, te recomiendo verla antes de continuar leyendo.

Un respiro para redescubrirnos

“Los que se quedan” nos invita a reflexionar sobre el valor de detenernos y reexaminar nuestro camino. A veces, la vida nos obliga a hacer una pausa, como ocurre con los tres personajes de la película, quienes se ven confinados a una escuela durante las vacaciones de Navidad. Este inesperado “encierro” se convierte en una oportunidad para que se enfrenten a sus propios fantasmas y encuentren la redención.

Personajes complejos y entrañables

La película se toma su tiempo para construir personajes complejos y llenos de matices, interpretados por un elenco excepcional. Paul Giamatti da vida a Paul, un profesor amargado por las injusticias de la vida. Dominic Sessa interpreta a Angus, un adolescente que lucha contra la soledad y la incomprensión. Y Da’Vine Joy Randolph se pone en la piel de Mary, una mujer devastada por la pérdida de su hijo.

A través de sus interacciones y experiencias compartidas, estos personajes van despojándose de sus corazas y revelando su verdadera esencia. Paul aprende a abrir su corazón y a conectar con los demás. Angus encuentra un mentor en Paul y comienza a encaminar su vida. Y Mary encuentra la fuerza para seguir adelante y aceptar su pasado.

Un viaje emocional con un mensaje inspirador

“Los que se quedan” nos embarca en un viaje emocional lleno de humor, tristeza y esperanza. La película nos recuerda que nunca es tarde para cambiar, que siempre podemos encontrar la fuerza para superar nuestros problemas y que la redención es posible.

Un retrato social sin distinción de clases

Aunque la historia se desarrolla en una escuela privada para la clase media acomodada, la película explora problemas que afectan a todas las esferas sociales: la búsqueda de un propósito en la vida, el deseo de ser amados y la necesidad de sentirnos útiles.

Un viaje a través del tiempo

La película nos sumerge de lleno en la década de 1970, recreando con maestría la estética y la atmósfera de esa época. La elección de filmar en 35 mm nos transporta al pasado y nos hace sentir como si realmente estuviéramos allí, compartiendo la experiencia de los personajes.

Un encuentro con nuestras propias sombras

La película nos invita a reflexionar sobre nuestras propias “sombras”, aquellos aspectos de nosotros mismos que negamos o reprimimos. Como diría Carl Jung, hasta que no enfrentemos estas sombras, seguirán dominando nuestras vidas.

Un llamado a la acción

“Los que se quedan” nos interpela y nos invita a actuar. ¿Qué pasaría si ese joven no se hubiera encontrado con ese mentor? ¿Por qué nos sensibiliza tanto la película? Quizás porque nos identificamos con alguno de sus personajes: el joven que no tiene conexión con su padre, el profesor que ha perdido la fe en la humanidad o la mujer que lucha por superar una pérdida.

La película nos deja un mensaje esperanzador: nunca es tarde para cambiar, para encontrar el perdón y para construir una vida mejor.

¿Y ustedes qué opinan de la película? Dejen sus comentarios abajo.

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