La cruda realidad del trabajo: Una carta de Bukowski
¿Has sentido alguna vez que tu trabajo te consume? Que tu vida se reduce a cumplir un horario, a obedecer órdenes y a realizar tareas que no te llenan? Si es así, no estás solo. Charles Bukowski, el célebre escritor estadounidense, también experimentó esa sensación de asfixia y la plasmó en una carta dirigida a John Martin, el hombre que le brindó la oportunidad de dedicarse de lleno a la escritura.
En esta carta, escrita a los 66 años, Bukowski arremete contra la alienante realidad del trabajo. Describe con crudeza las condiciones inhumanas que sufren muchos trabajadores, sometidos a largas jornadas, sin descanso y con la constante amenaza de ser despedidos.
12 de agosto de 1986
Hola, John:
Gracias por la carta. A veces no duele tanto recordar de dónde venimos. Y tú conoces los lugares de donde yo vengo. Incluso las personas que intentan escribir o hacer películas al respecto, no lo entienden bien. Lo llaman “De 9 a 5”. Sólo que nunca es de 9 a 5. En esos lugares no hay hora de comida y, de hecho, si quieres conservar tu trabajo, no sales a comer. Y está el tiempo extra, pero el tiempo extra nunca se registra correctamente en los libros, y si te quejas de eso hay otro zoquete dispuesto a tomar tu lugar.
Ya conoces mi viejo dicho: “ La esclavitud nunca fue abolida, sólo se amplió para incluir todos los colores ”.
Lo que duele es la pérdida constante de humanidad en aquellos que pelean para mantener trabajos que no quieren pero temen una alternativa peor. Pasa, simplemente, que las personas se vacían. Son cuerpos con mentes temerosas y obedientes. El color abandona sus ojos. La voz se afea. Y el cuerpo. El cabello. Las uñas. Los zapatos. Todo.
Cuando era joven no podía creer que la gente diera su vida a cambio de esas condiciones. Ahora que soy viejo sigo sin creerlo. ¿Por qué lo hacen? ¿Por sexo? ¿Por una televisión? ¿Por un automóvil a pagos fijos? ¿Por los niños? ¿Niños que harán justo las mismas cosas?
Desde siempre, cuando era bastante joven e iba de trabajo en trabajo, era suficientemente ingenuo para a veces decirle a mis compañeros: “¡Eh! El jefe podría venir en cualquier momento y echarnos, así como así, ¿no se dan cuenta?”.
Ellos lo único que hacían era mirarme. Les estaba ofreciendo algo que ellos no querían hacer entrar a su mente.
Ahora, en la industria, hay muchísimos despidos (acererías muertas, cambios técnicos y otras circunstancias en el lugar de trabajo). Los despidos son por cientos de miles y sus rostros son de sorpresa:
“Estuve aquí 35 años…”.
“No es justo…”.
“No sé qué hacer…”.
A los esclavos nunca se les paga tanto como para que se liberen , sino apenas lo necesario para que sobrevivan y regresen a trabajar. Yo podía verlo. ¿Por qué ellos no? Me di cuenta de que la banca del parque era igual de buena, que ser cantinero era igual de bueno. ¿Por qué no estar primero aquí antes de que me pusiera allá? ¿Por qué esperar?Escribí con asco en contra de todo ello. Fue un alivio sacar de mi sistema toda esa mierda. Y ahora estoy aquí: un “escritor profesional”. Pasados los primeros 50 años, he descubierto que hay otros ascos más allá del sistema.
Recuerdo que una vez, trabajando como empacador en una compañía de artículos de iluminación, uno de mis compañeros dijo de pronto: “¡Nunca seré libre!”.
Uno de los jefes caminaba por ahí (su nombre era Morrie) y soltó una carcajada deliciosa, disfrutando el hecho de que ese sujeto estuviera atrapado de por vida.
Así que la suerte de, finalmente, haber salido de esos lugares, sin importar cuánto tiempo tomó, me ha dado una especie de felicidad, la felicidad alegre del milagro. Escribo ahora con una mente vieja y con un cuerpo viejo, mucho tiempo después del que la mayoría creería en continuar con esto, pero dado que empecé tan tarde, me debo a mí mismo ser persistente, y cuando las palabras comiencen a fallar y tenga que recibir ayuda para subir las escaleras y no pueda distinguir un azulejo de una grapa, todavía sentiré que algo dentro de mí recordará (sin importar qué tan lejos me haya ido) cómo llegué en medio del asesinato y la confusión y la pena hacia, al menos, una muerte generosa.
No haber desperdiciado por completo la vida parece ser un logro, al menos para mí.
Tu muchacho,
Hank
Análisis marxista de la carta de Bukowski
La carta de Charles Bukowski dirigida a John Martin en 1986 no solo revela una contundente crítica al trabajo asalariado y al sistema capitalista desde una óptica marxista, sino que desentraña las complejidades intrínsecas de la explotación, la alienación, la cosificación y la falsa conciencia arraigadas en las relaciones laborales contemporáneas.
En el tapiz de la prosa bukowskiana, se teje con precisión la cotidianidad opresiva que arrostra el trabajador moderno: una existencia en la cual la extensión incesante de la jornada laboral sin compensación justa y la falta de satisfacción intrínseca en el trabajo se convierten en cadenas invisibles que atan el potencial creativo y la humanidad del individuo a la rueda implacable de la producción capitalista.
La tinta con la que Bukowski escribe no es solo una crítica vehemente al sistema capitalista, sino un bálsamo para el alma de aquellos cuya voz ha sido silenciada por la maquinaria opresiva del capital. En cada trazo de su pluma, se vislumbra la desigualdad flagrante de poder entre los trabajadores y los dueños de los medios de producción, cuya voracidad insaciable se nutre de la mano de obra barata y desechable de la clase obrera.
A través de la lente de la conciencia de clase, Bukowski revela las capas más profundas de la lucha interna del individuo, entre la resignación aceptada y la rebelión latente. Su propia odisea hacia la autenticidad y la emancipación personal a través de la escritura sirve como faro de esperanza en un mar de desesperación y conformismo.
En este crisol de tensiones sociales, la carta de Bukowski no solo es un testimonio de la lucha de clases, sino un llamado a la acción, una convocatoria a la resistencia contra la opresión sistémica. A través de sus palabras, emerge una narrativa de empoderamiento individual y colectivo, que arde con la promesa de un mañana más justo y equitativo para todos los que padecen bajo el yugo del capital.
Análisis de la carta de Bukowski desde el Existencialismo
Bukowski destila una crítica incisiva al trabajo asalariado en el sistema capitalista, desentrañando su naturaleza alienante que aprisiona al individuo en un laberinto de rutina y conformidad. En sus palabras, el trabajo se erige como un opresivo yugo que relega al individuo a una existencia mecánica, desprovista de autenticidad y significado genuino. En este paisaje desolador, la escritura emerge como un faro de esperanza, ofreciendo al autor una vía de escape hacia la expresión personal y la realización individual. Sin embargo, esta búsqueda de autenticidad conlleva el peso de la responsabilidad individual, exigiendo al individuo confrontar la angustia existencial que acompaña a la libertad no delimitada. Así, la carta de Bukowski se convierte en un manifiesto de la lucha por la emancipación del espíritu humano, un recordatorio de la importancia de forjar nuestro propio camino en medio del laberinto alienante del trabajo contemporáneo.
¿ Qué siente la gente ?
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“Palabras duras… pero reales. Quienes no tenemos talentos extraordinarios estamos obligados a Apegarnos y ser parte del sistema… que triste esperar la sesentia para llegar a tener una pensión pinchurrienta y mugrosa.. me encanto la parte de que hay siempre otro soquete para ocupar tu lugar…. saludos don garfialo” – Este comentario refleja la resignación y la amargura de aquellos que se sienten atrapados en un sistema que los explota y los relega a una vida de monotonía y precariedad económica.
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“Este poema me liberó de la constante pérdida de mi humanidad al persistir en un trabajo que no quiero” – Esta reflexión destaca cómo la carta de Bukowski sirve como un catalizador para la liberación de aquellos que se sienten aprisionados en trabajos que los deshumanizan y los alienan de sí mismos.
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“Para vivir de esa manera no hay que tener ni compromisos ni deudas, yo lo hago !! pero claro no tengo responsabilidades, y ahora no mi importa ni de un auto ni de ropa cara, soy libre y vivo con lo que tengo, hay que saber conformarse y pensar que de la vida lo único que te llevas es lo vivido.” – Este comentario refleja la búsqueda de la libertad y la autenticidad en una vida despojada de las ataduras materiales y sociales impuestas por el sistema capitalista.
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“La libertad es para pocos, el desierto lejos del sistema de hoy es para pocos, siempre fue así !!! Unos pocos elegidos lograron.” – Aquí se resalta la idea de que la verdadera libertad y la realización personal son privilegios reservados para unos pocos, mientras que la mayoría se ve atrapada en la esclavitud del trabajo y las obligaciones impuestas por el sistema.
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“Mi trabajo de conserje, portero o sereno, durante 7 años 12 hrs al día, me ha dado una soledad continua con el ruido del maullar de los gatos callejeros teniendo más vida social q yo.” – Esta reflexión ilustra la soledad y el aislamiento que pueden experimentar aquellos que se ven absorbidos por trabajos agotadores y poco gratificantes.
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“Es lamentable que como dice el escritor, haya gente que no se dé cuenta de esto nunca y es lamentable que a los que sí nos damos cuenta nos tomen como personas (que como muchos nos dicen) ‘que no servimos para nada’…” – En este comentario se destaca la frustración de aquellos que son conscientes de la alienación y la explotación del sistema, pero que son despreciados o menospreciados por aquellos que aún no han despertado a esta realidad.
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“Yo trabajé de muy joven a los 10 años, tal vez por ello me di cuenta a corta edad de la realidad…” – Aquí se expresa la conciencia temprana de la realidad laboral y social, así como la lucha interna entre la libertad individual y las expectativas impuestas por la sociedad.
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“Es imposible no sentirse identificado, ¡qué grande era este hombre!… siempre sentí envidia por esa capacidad de poner en palabras, todas esas sensaciones y emociones que la mayoría sentimos y no sabemos cómo expresar…” – Esta reflexión resalta la habilidad de Bukowski para capturar y expresar las experiencias comunes de alienación y descontento en el trabajo, así como la admiración y la envidia que despierta su talento entre aquellos que se sienten atrapados en la misma situación.
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“Soy un joven de 25 años de Argentina, con las cosas como están, que no daría por conseguir un 5 a 9, no hay trabajo en ningún lado…” – Aquí se expresa el deseo y la frustración de encontrar un empleo estable y bien remunerado en un contexto de desempleo y precariedad laboral.
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“Así es, renunciar al ensueño, a los espejitos de colores de un sistema esclavizador y hacer el propio camino…” – Este comentario destaca la importancia de renunciar a las ilusiones y expectativas impuestas por el sistema y buscar la verdadera libertad y realización en la vida.
Estos comentarios reflejan una variedad de experiencias y perspectivas sobre el trabajo, la libertad y la realización personal, inspiradas por la carta de Charles Bukowski.
“La civilización es una causa perdida; la política, una absurda mentira; el trabajo, un chiste cruel”. Charles Bukowski
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